En 1952 mi maestro de patología humana en la Facultad de Medicina de la Universidad de México dijo lo siguiente: la planta para vivir necesita sol, agua, oxígeno y algunos minerales; el ser humano los necesita igual que la planta y además hidratos de carbono, grasas, proteínas y un cúmulo de minerales... señores, el que no come se muere. Lo sentenciado por el profesor aún retumba en mi mente. Como médico, pronto supe que la principal causa de muerte a nivel mundial y serias consecuencias conexas del ser humano, es la desnutrición. A partir de su concepción, el embrión debe desarrollar, sobre todo, la capacidad cerebral a través de la madre gestante; luego viene el período de lactancia del ya nacido y la nutrición entera durante el crecimiento del humano. La única vacuna para prevenir la mortal enfermedad denominada desnutrición, es el alimento diario y completo.